Otra forma de bajar nuestras emisiones es evitando el desecho de comida. En Gran Bretaña cada año se botan, 8,3 millones de toneladas de alimentos -la mayoría en perfecto estado de consumo-, lo que equivale en emisiones de CO2 a 1 de cada 4 automóviles de ese país.
La campaña Love Food Hate Waste (ama la comida, odia el desperdicio) intenta combatir la generación y el desecho de restos de comida, con una serie de consejos para calcular las porciones necesarias para un número concreto de comensales, cocinar con restos, mantener los alimentos frescos para consumirlos en su punto adecuado, entre otros.
La cantidad de alimentos que tiramos a la basura supone un enorme despilfarro de recursos: energía y agua utilizada en la producción, envases, transporte, almacenamiento… todo se tira a la basura cuando se derrochan alimentos. Optimizar el contenido de la nevera y aprovechar todos los recursos es una inteligente forma de ahorrar no solamente dinero (hasta 50 libras/mes, según la campaña), sino también recursos naturales.
Fuente: Veo Verde
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